sábado, 26 de noviembre de 2016

Confesiones de una bulímica.

Escribir esto no es fácil, pero aquí estoy yo, una vez mas lanzándome a la piscina, sin saber ciertamente quien leerá esto y cual será su reacción. Pero vayamos por partes:
Lo primero de todo es ¿Qué me llevó a todo esto? ¿A odiarme tanto que hace que me quiera autodestruir cada minuto? ¿A querer desaparecer? A lo que yo respondo ¿Desde cuándo soy así? ¿Desde cuándo me odio tanto y por qué quiero autodestruirme?

Todo empieza en mi niñez, aun recuerdo con 6 años cuando mi padre me fue a coger en brazos y pensé "¡Oh dios mio! Si peso muchísimo, se va a romper la espalda" ¿Es justo que una niña de 6 años piense eso? Yo creo que no... Y en este caso, se debe a que mi familia siempre me recordaba lo "gorda" que estaba y que tenía que adelgazar si quería ser bonita.
Y sinceramente os pregunto ¿Para qué coño quiere ser bonita una niña de 6 años sino es feliz?
Lo peor de todo es que ese sentimiento de culpa cada vez que comía algo que "no debía" creía a la vez que yo...No era suficiente con el pánico que le tenía a mi propio cuerpo y a mi propio peso, sino que mi familia se encargaba de controlar todo lo que comía y no dudaba en avergonzarme cuando comía "de más" o "algo que no debía"

Pero por otra parte, y no le voy a otorgar todo a mi familia, que sé que hacían lo que creían mejor para mi, recordar que dicen que los niñxs son crueles por naturaleza: yo era el patito fea, lo tenía todo, gorda, con gafas y empollona, la típica pringada, vamos.
Aún me recuerdo a mi en bañador, girarme y que todos los niños me dijeran lo horrible que era mi culo y mi barriga... Son pequeños detalles que nunca se me olvidarán y que han marcado hasta el día de hoy.

Y ahora pasamos a hace unos años, cuando al no aguantar más toda la presión de no caber en una 38, de mi familia, de la gente de la calle, de los conocidos que me decían que no comiese tanto en las fiesta, empecé a darme atracones y vomitar todo.

Al principio creía que lo tenía controlado, que sólo lo haría cuando me diese atracones; pero luego me fui a vivir sola y todos mis esfuerzos por estar en equilibrio con los vómitos se desmoronaron; empecé a vomitar todo lo que comía hasta el punto de ver comida me daban nauseas; mi cuerpo dejó de admitir solidos y me alimenté durante meses con batidos de proteinas.
Si tenía que comer a la fuerza porque estaba con amigos, fingía naturalidad y luego iba directamente al baño no fuese que engirdase algo.

Y es que joder, la sensación de vomitar, del mareo, me hacía sentir libre... Y desgraciadamente me sigue haciendo sentir libre, Me siento como una yonkie.

Y hasta aquí el primer capítulo de las confesiones de una bulímica; espero dentro de un tiempo escribir la segunda parte y decir que ya estoy curada.

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